Los sofocos en la menopausia son uno de los síntomas más comunes y molestos que afectan a las mujeres durante esta etapa de la vida. Estos episodios de calor, a menudo acompañados de sudación y enrojecimiento, pueden alterar el sueño, afectar el estado de ánimo y reducir la calidad de vida. Afortunadamente, existen estrategias para aliviarlos. En este artículo explicaremos qué son los sofocos, sus causas, y cómo los fitoestrógenos naturales pueden ser un aliado clave en su manejo.
Los sofocos, son una sensación repentina de calor intenso que se origina en la parte superior del cuerpo, especialmente en la zona de la cara, del cuello y del pecho. Suelen durar entre 30 segundos y varios minutos, y pueden ir acompañados de sudoración, escalofríos posteriores y palpitaciones.
Durante la menopausia, los niveles de estrógeno disminuyen significativamente. Esta caída hormonal afecta al hipotálamo, el centro regulador de la temperatura corporal en el cerebro. El hipotálamo interpreta erróneamente que el cuerpo está sobrecalentado y activa mecanismos para disipar ese calor: vasodilatación, sudoración y aumento del ritmo cardíaco.
Aunque la disminución de estrógenos es la principal causa fisiológica de los sofocos, estos no tienen un origen exclusivamente hormonal. Existen varios factores desencadenantes que pueden empeorar su frecuencia e intensidad:
Los fitoestrógenos son compuestos vegetales con una estructura química similar a la del estrógeno humano, capaces de unirse a los receptores estrogénicos del cuerpo e imitar, en menor medida, su acción. Se clasifican principalmente en tres grandes grupos: isoflavonas, lignanos y cumestanos.
Las isoflavonas son los fitoestrógenos más estudiados. Se encuentran en abundancia en productos derivados de la soja (tofu, miso, tempeh) y en el trébol rojo (Trifolium pratense), que es una fuente especialmente rica en estas sustancias.
Las isoflavonas presentes en el trébol rojo incluyen:
Estas moléculas tienen una actividad estrogénica leve, actuando principalmente sobre el receptor estrogénico tipo β (ER-β). Esto puede ayudar a mitigar los efectos de la caída hormonal en la menopausia, especialmente:
Los lignanos son otro tipo de fitoestrógeno, presentes en semillas como el lino (linaza), cereales integrales y algunas frutas y verduras. El principal compuesto fitoestrogénico del lino es el secoisolariciresinol diglucósido (SDG), que se transforma en el intestino en:
Ambos metabolitos imitan débilmente al estrógeno y pueden unirse tanto a los receptores ER-α como ER-β, aunque con menor afinidad. El consumo regular de lino puede complementar de manera natural el equilibrio hormonal durante la menopausia.
Los cumestanos, aunque menos conocidos, también poseen propiedades estrogénicas. Se encuentran en:
Además, existen otras plantas con efectos estrogénicos no clásicos:
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