Probar la hipótesis de que alejar a los jóvenes con obesidad de las actividades estructuradas del colegio y confinarles en sus domicilios durante la pandemia de COVID-19 provocará tendencias desfavorables en el estilo de vida.
La muestra incluía 41 niños y adolescentes con obesidad que participaron en un estudio observacional longitudinal realizado en Verona, Italia. Se recogió información sobre el estilo de vida, que incluía dieta, actividad y hábitos de sueño, de referencia y de tres semanas durante el confinamiento nacional en el que era obligatorio quedarse en casa. Se evaluó la significancia de los cambios en los resultados de los dos puntos temporales del estudio mediante pruebas t pareadas.
No hubo cambios en la ingesta reportada de vegetales; la ingesta de fruta aumentó (p=0,055) durante el confinamiento. Por el contrario, la ingesta de patatas fritas, carne roja y bebidas azucaradas aumentó significativamente durante el confinamiento (rango de valor p, 0,005 a <0,001). El tiempo empleado en actividades deportivas disminuyó (X±SD) en 2,30±4,60 horas/semana (p=0,003) y las horas de sueño aumentaron 0,65±1,29 horas/día (p=0,003). El tiempo de pantalla aumentó en 4,85±2,40 horas/día (p<0,001).
Es fundamental reconocer estos efectos colaterales adversos del confinamiento por la pandemia de COVID-19 para evitar la devaluación de los esfuerzos de control de peso entre los jóvenes con exceso de adiposidad. En función de la duración, estos efectos perjudiciales del confinamiento pueden tener un impacto a largo plazo en el nivel de adiposidad que tengan de adultos estos niños y adolescentes.