Los seres vivos pasan su vida y realizan sus actividades diarias interactuando con situaciones ambientales que presentan variaciones espacio temporales y que implican el contacto con otras formas de vida, que pueden comportarse como comensales o como invasores y/o parásitos. Las características del entorno, así como los procesos que sustentan el mantenimiento de la vida y caracterizan la ejecución de las actividades de la vida diaria, suelen presentan variaciones periódicas, que, en su mayoría, están sincronizadas con el ciclo de luz y oscuridad determinado por la rotación de la Tierra sobre su eje.
Estos ritmos con una periodicidad de 24h, definidos como circadianos, influyen en los eventos relacionados con la interacción entre el huésped y los microorganismos albergados, y pueden determinar en gran medida el resultado de esta interrelación. En cuanto a los distintos estados patológicos resultantes de las interacciones huésped-microorganismos, un escenario especialmente interesante es el relacionado con las infecciones virales. Cuando un agente vírico entra en un organismo, altera los procesos biológicos de las células infectadas a fin de favorecer su replicación y poder extenderse a distintos tejidos. Aunque nuestro conocimiento sobre la influencia mutua entre el reloj biológico y los virus todavía es limitado, estudios recientes comienzan a desentrañar algunos aspectos interesantes de la interacción molecular reloj-virus. En esta mini revisión se abordan tres aspectos distintos de esa interacción: la regulación circadiana de los sistemas inmunitarios innato y adaptativo, el impacto del reloj biológico en la propia infección viral y, finalmente, las supuestas perturbaciones que el virus puede provocar en el reloj y conducir a su desregularización.
Autores Gianluigi Mazzoccoli, Manlio Vinciguerra, Annalucia Carbone, Angela Relógio