Los neurotransmisores son mensajeros esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Estas moléculas influyen en multitud de procesos fisiológicos y psicológicos y desempeñan un papel clave en nuestro bienestar, emociones, movimiento y motivación.
Este artículo explica el papel de los neurotransmisores, cómo funcionan y su importancia.
La síntesis de los neurotransmisores comienza en el cerebro, donde las neuronas presinápticas producen estas moléculas a partir de precursores. Estos precursores son principalmente aminoácidos, que juegan un papel clave en la formación de neurotransmisores. Los aminoácidos pueden ser producidos naturalmente por el cuerpo (endógenos) o adquiridos a través de los alimentos consumidos diariamente (exógenos).
Los aminoácidos son esenciales porque proporcionan los "bloques" necesarios para la fabricación de neurotransmisores. Por ejemplo, el triptófano, un aminoácido, es el precursor de la serotonina, mientras que la tirosina es precursora de la dopamina y la noradrenalina. Sin un aporte adecuado de estos aminoácidos, la producción de neurotransmisores esenciales puede verse alterada, lo que afecta nuestro estado de ánimo, energía y motivación.
Una vez producidos, los neurotransmisores se liberan en la hendidura sináptica, el espacio entre dos neuronas. Luego, se unen a los receptores presentes en la membrana de las neuronas postsinápticas, permitiendo así la transmisión de la señal nerviosa.
De este modo, un equilibrio óptimo de los aminoácidos en el organismo es esencial para asegurar una producción eficaz de neurotransmisores y mantener un funcionamiento cerebral saludable. Por ello, es importante asegurar un suministro adecuado de estos aminoácidos, ya sea a través de la alimentación o mediante la suplementación en micronutrición.
Los neurotransmisores más conocidos y sus roles son los siguientes:
El estrés es una respuesta compleja del cuerpo ante diversas demandas o desafíos, que puede verse influenciada por factores sociales, ambientales y fisiológicos. Fisiológicamente, nuestro cuerpo reacciona al estrés modificando ciertas funciones para preparar una respuesta adecuada.
Una de las reacciones más notables es el aumento de la producción de cortisol, una hormona secretada por las glándulas suprarrenales. El cortisol, conocido como "la hormona del estrés", juega un papel crucial en la movilización de energía para enfrentar una situación estresante, regulando la presión sanguínea y modificando el sistema inmunológico. Por la mañana, los niveles de cortisol suelen estar elevados, mientras que disminuyen por la noche con el aumento de la melatonina.
Este aumento de cortisol es esencial para manejar los desafíos a corto plazo, pero una elevación prolongada puede tener efectos negativos en la salud, como el debilitamiento del sistema inmunológico o el aumento del riesgo de enfermedades crónicas. El aumento prolongado de cortisol también puede alterar el equilibrio de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina o el GABA, que son fundamentales para nuestro bienestar psicológico.
Como se mencionó anteriormente, la síntesis de estos neurotransmisores depende de la presencia de ciertos aminoácidos específicos.
El triptófano es el aminoácido precursor de la serotonina. Se encuentra en semillas, frutos secos y frutas como el cacao, así como en ciertos quesos, como el parmesano y el gruyère.
Conocida como "la hormona de la serenidad", la serotonina se secreta al final del día cuando la luz solar disminuye. Está involucrada en la relajación y el buen estado de ánimo. También modula nuestras inclinaciones hacia el azúcar, el tabaco, etc.
Además, este neurotransmisor influye en el ciclo circadiano, la regulación del sueño y la temperatura corporal. El cerebro lo utiliza para sintetizar la melatonina, la hormona que favorece el sueño. Un nivel bajo de serotonina puede favorecer trastornos del estado de ánimo, depresión, ansiedad crónica, irritabilidad, agresividad, impaciencia, antojos de azúcar al final del día, dificultades para conciliar el sueño y problemas de memoria.
Para restablecer el equilibrio, SEROTONE utiliza un enfoque de micronutrición para ajustar los niveles de serotonina mediante el triptófano.
La tirosina es el precursor de la dopamina y la noradrenalina. Se encuentra principalmente en carnes, huevos, pescados, productos lácteos y legumbres.
La dopamina, un verdadero estimulante, se secreta en experiencias gratificantes. Produce una sensación de placer que motiva la repetición de comportamientos positivos. Es clave en el circuito de recompensa y juega un papel crucial en los mecanismos de la adicción. También influye en el comportamiento alimentario (bulimia, anorexia…).
Los signos de un déficit de dopamina incluyen fatiga, falta de interés o entusiasmo por las actividades diarias o pasatiempos, cambios inusuales en el estado de ánimo y una disminución de la capacidad de experimentar placer, fenómeno conocido como anhedonia.
Para estimular la producción de dopamina y recuperar la motivación, DYNATONE ofrece una suplementación con tirosina, precursor de la dopamina, además de vitaminas B1, B2, B3, B6, B9 y B12, cofactores esenciales para su síntesis.
El glutamato, aminoácido precursor del GABA, se encuentra naturalmente en alimentos como uvas, tomates y champiñones. El GABA juega un papel importante en la reducción de la excitación neuronal y en la gestión del estrés. Un déficit de GABA puede llevar a ansiedad, trastornos del sueño y estrés crónico.
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